Capitulo II ``Clarisse´´

04.12.2012 15:49

Suena el despertador.  Hoy es viernes, lo que quiere decir que por fin llega el esperado fin de semana. Me levanto con más ganas que cualquier otro día de la semana y bajo a la cocina.

Me empiezo a hacer el desayuno cuando me doy cuenta de que hoy no he tenido ninguna de mis habituales pesadillas. Por fin Ani no tendrá que despegarme de las sabanas.

Estoy desayunando cuando oigo unos pasos que se acercan poco a poco a la concina.

-¿María eres tú? –En ese momento se asoma por la puerta Ani, con una cara de zombi de esas de las películas de miedo. No puedo evitarlo y me hecho a reír al ver su cara de dormida.

-¿De qué te ríes? ¿Y qué haces levantada tan pronto? –Pregunta

-Hoy me he despertado antes, supongo que será porque ya es viernes.

-¿Pero, pasa algo?

-No, nada. Simplemente que hoy me he levantado antes y ya no hace falta que me despegues de las sabanas como de costumbre. –Contesto alegre.

-Me alegro. Yo hoy me voy a quedar durmiendo un ratito más, asique que tengas un buen día en el colegio.

Se oye como Ani vuelve a su habitación y se tira sobre la cama para seguir durmiendo. Mientras tanto, yo ya he terminado mi desayuno y me voy a vestir para ir al colegio.

Hoy es más pronto que ningún día, con lo que decido ir a buscar a Fer a su casa para ir juntos a clase. No es algo que suela hacer muy a menudo aunque en verano voy casi todos los días a buscarle, pero igualmente seguro que es una gran sorpresa para él.

Suena el timbre y es Fer quien me abre la puerta.

-¿Mer, que haces aquí?  -Me pregunta bastante sorprendido al verme. Como suponía.

-¡Sorpresa! He venido a buscarte para ir a clase como  solía hacer antes.

-Vale. Pues justo salía por la puerta para ir a clase. Vamos.

De camino al colegio vamos hablando, riéndonos y recordando los viejos tiempos en los que yo iba a buscarle y siempre llegábamos tarde a clase. Sin darnos cuenta ya hemos llegado y a primera hora tenemos matemáticas. Aunque la verdad es que no me importaba el aburridísimo horario que tuviera, porque sin explicación alguna, me encontraba más feliz que nunca. Supongo que será por no haber tenido ninguna pesadilla o quién sabe.

Suena la campana y todos salimos escopetados de clase con alegría de que ya empieza nuestro fin de semana. Fer y yo vamos de camino a casa y le propongo quedar este fin de semana, ya que no tenemos deberes y me apetece salir un rato. Pero para mi sorpresa, me dice que van a venir sus primos de Madrid a visitarles y que no puede salir en todo el fin de semana.

Me despido de él en la puerta de su casa y sigo camino hacia la mía pensando en que voy a hacer durante todo este finde. Normalmente se me suelen hacer muy cortos pero como no tengo nada que hacer me da la sensación de que se me va a hacer muy largo. Pienso en hacer planes con Ani, en si ir con alguna chica de mi clase, en llamar a lo que se podría decir que son mis vecinas… Pero nada de eso me parece un buen plan. Ani es diseñadora de moda y siempre está en su despacho haciendo bocetos y dibujos de su futura colección. Mis compañeras de clase hablan conmigo una vez cada mucho tiempo y normalmente siempre es para pedirme algo, y yo tampoco es que me esfuerce para ser amable. No es que quiera ser desagradable pero no me caen muy bien. Siempre están hablando de chicos, de ropa y de cosas sin sentido que me aburren. En cuanto a mis vecinas… en fin. Digo vecinas porque son las casas más cercanas a la mía, aunque en realidad no son mis vecinas. Y con ellas tampoco me llevo muy allá. Son dos gemelas de mi edad que siempre van vestidas igual y que son el prototipo de hijas que todo padre desearía tener, aunque a mí siempre me han parecido muy mimadas y estiradas, por no decir que son unas egoístas.

En conclusión, no tengo a nadie con quien salir  este fin de semana. Ojala no hubieran venido los primos de Fer. No es que sea una marginada social y que Fer sea el único ser de la tierra que me aguante, sino que es el único que me entiende y que tiene intereses que son muy diferentes al de los demás. Él nunca me hablaría de rebajas, ni de chicos, ni de cualquier tontería sin sentido. Con él me lo paso bastante bien y es la persona en la que más confió en el mundo sin lugar a dudas. Que haría sin él…

Llego a casa y Ani no está. Supongo que hoy también me tocará ir a por la leña para calentar la casa. Dejo la mochila encima de la mesa de la cocina y subo a cambiarme. Me pongo algo un poco mas abrigado porque como no tengo que nada que hacer, voy a aprovechar para darme una vuelta más larga de lo normal  mientras voy a por la leña.

Ya estoy en el bosque. Habré dado como mil vueltas para despejar mi mente y ya va siendo hora de coger toda la leña para volver a casa. Me encuentro en el claro, donde habitualmente paro a descansar y a coger la leña. Miro en los de arbustos de ayer donde encontré la leña y vuelvo a encontrármela perfectamente apilada. Empiezo a pensar y ya no sé si llevármela o dejarla allí. Decido hacer lo mismo que el día anterior, esperaré un rato y si nadie viene a por ella me la llevaré.

Pasa media hora y decido llevármela a casa. Cuando la voy a coger oigo un sonido bastante extraño que viene del montón de leña. Acerco la oreja y se oyen unos ronquidos rarísimos. Levanto la última rama de leña que esta apilada para ver qué es lo que se supone que está durmiendo. No me puedo creer lo que acabo de encontrar…

Sobresaltada, pego un grito y me echo hacia atrás. Un ser muy extraño sale de entre las ramas suspendiéndose en el aire. No me puedo creer lo que tengo en frente de mis narices. Me pellizco para ver si es que en realidad es todo un sueño o que me volviendo loca. El pellizco me ha dolido bastante por lo que la única opción que queda es que estoy loca.

Me mira fijante, sin decir nada y mientras yo devuelvo la mirada me doy cuenta de qué clase de ser tengo en frente. Una hermosa hada.

Por los pocos conocimientos que tengo sobre las hadas, no son seres peligrosos, ni existen. Pero lo que hay delante de mí es un hada en toda regla, y decido presentarme ya que en los cuentos y en las pelis las hadas también saben hablar.

-Hola me llamo María, ¿y tú? –Aunque suene un poco raro la manera en la que una niña como yo y un hada se presentan, no se me ocurre otra cosa más coherente que decir.

-Hola María, no hace falta que te presentes, yo ya te conozco desde siempre. Me llamo Clarisse y cómo puedes comprobar soy un hada, bueno, más bien soy tu hada. – Dice mientras sonríe.

-¿Y cómo me conoces desde siempre? ¿Y de qué? ¿Cómo que eres mi hada? ¿Desde cuándo una persona tiene un hada? –Pregunto asombrada por lo que me acaba de decir. Esperaba cualquier cosa menos esa respuesta. Empiezo a pensar que estoy loca de verdad o que tengo fiebre o algo parecido.

-Muchas preguntas… Tranquila María, solo soy un hada, no un bicho raro y no tienes de que preocuparte, solo quiero ser tu amiga y ya sé que todo esto pueda parecerte un poco raro pero puedo resolver todas tus dudas si me dejas hablar.

Asiento con la cabeza y la dejo hablar. Sigo sin creer que tenga un hada en frente de mis ojos. Pensaba que las hadas no existían y que todo eran simples cuentos pero veo que estaba bastante equivocada. Empiezo a escucharla mientras asimilo toda la información y me calmo porque la situación no es nada normal.

-Bueno María, primero creo que debo de empezar por lo más esencial. Como has podido comprobar soy un hada. Veras, las hadas existimos y son muy pocos los humanos que saben la verdad sobre nuestra existencia. Hay muchas leyendas y fantasías sobre nosotras, ya que hay muchos humanos traidores que decidieron escribir sobre nosotras para ganar dinero, pero es evidente que nadie cree lo que dicen y la gente piensa que simplemente son cuentos, pero no es así. La hadas existimos desde mucho antes y que cualquier humano y nos gusta vivir en secreto, para que ningún avaricioso nos capture y nos convierta en un mono de feria. Bien, creo que eso es lo principal que debes de saber. ¿Alguna pregunta?

-Ninguna, aunque todo esto es muy… ¿extraño?

-Sí, la verdad es que si. Para mí también está siendo bastante extraño. Tu eres la primera humana con la hablo en todo lo que llevo de vida y no esperaba que la primera vez fuera así. Bueno, continúo resolviendo tus dudas. En cuanto a lo de que te conozco desde siempre… veras, desde que viniste a vivir aquí siempre he estado observándote cuando venias al bosque, tenía mucha curiosidad sobre cómo era la vida de una humana y desde entonces siempre que visitas el bosque, miro todo lo que haces. Llevo tantos años haciéndolo que ya te he cogido cariño y siempre estoy cuidando de ti. Por eso había decidido apilarte la leña, para que te resultase más fácil encontrarla y llevarla a casa.

-Gracias, supongo. Pero por favor no pares de hablar. Son muchas las dudas que tengo y me estas resolviendo prácticamente todas. –Respondo. Estoy completamente alucinada sobre las cosas que Clarisse está diciendo pero sigo escuchándola atentamente.

-Claro, no pararé. ¿Por dónde me había quedado? A sí. Bueno, había decidido apilarte la leña para que no te fuese tan complicado y me he quedado dormida cuando estaba a punto de terminar. He despertado y te he visto. No quería que me vieses, tenia pensando seguir ocultándome pero veo que ya no hay vuelta atrás.

-Vale, resumamos. Te consideras mi hada porque siempre has estado cuidando de mí, pero ¿todas las personas tienen su propia hada o yo soy la excepción?

-Se podría decir que tú eres una excepción. Nadie tiene ningún hada madrina, ni esas cosas tan raras que se dicen en los cuentos. Es solo que como siempre has estado aquí pues me consideraba tu hada por haber cuidado de ti.

-Entiendo. – Respondo un poco confusa después de la larga explicación que me había dado Clarisse. –Entonces las hadas existen y yo soy la única que lo sabe.

-Exacto. –Me responde Clarisse. –Bueno hay alguna excepción más en el mundo de algún humano que también es consciente de nuestra existencia. Pero nadie más lo puede saber María. No le puedes contar a nadie que me has visto, ni que has hablado conmigo ni nada por favor. Confió en ti.

-Tranquila Clarisse, no le contaré nada a nadie te lo prometo. Pero podremos vernos otro dia ¿verdad? ¿O ya no te voy  a volver a ver nunca más? Porque tengo muchas preguntas aun y muchísima curiosidad. Quiero que seamos amigas.

-No te preocupes María, claro que nos volveremos a ver. Todos los días que vengas sola al bosque, ven al claro y espérame donde siempre te dejo la leña apilada, ¿vale? Yo ya sabré cuando estas y eres tú, y cuando no. Ahora vete, coge la leña y date prisa que se hace tarde y seguro que tu tía te está esperando.

Hago caso a todo lo que me va diciendo Clarisse. Aunque me pregunto cómo sabrá que vivo con mi tía. Pero bueno, no hay más tiempo para preguntas que me tengo que ir.

-Hasta mañana Clarisse. –Me despido mientras sonrió.

-Adiós. Y recuerda, no le puedes contar esto a nadie.

Llego a casa. Ani está esperándome para poner la leña y empezar a cenar. Ha sido un dia muy movido y demasiado raro. Hay muchas cosas que asimilar.

Termino de cenar y me subo corriendo a mi habitación. Antes de dormir empiezo a reflexionar sobre todo lo que ha pasado hoy.

Sacando conclusiones, esto es todo lo que deduzco: he conocido un hada que me apila la leña. Se llama Clarisse. Las hadas existen. Pocas personas sabemos sobre su existencia. Siempre me observa cuando voy al bosque. Sabe que vivo con mi tía.

La verdad es que tengo muchísimas ganas de contarle a Fer todo lo que me ha pasado hoy. Es mi mejor amigo y confía en mí asique seguro que me creería, pero le he prometido a Clarisse que no le contaría nada a nadie. Es una pena porque seguro que a Fer le encantaría conocerla.

Sigo pensando en todo. Mañana volveré al bosque y le hare un montón de preguntas a Clarisse sobre las hadas y sobre si existen otras criaturas fantásticas como ella. Por ejemplo que, ¿Dónde viven las hadas? ¿Tienen poderes? ¿Pueden hablar con los animales? Esto es fascinante. No puedo dejar de pensar en Clarisse y en hecho de que es una hada que además es amiga mía. Quien lo diría.

Aunque Clarisse es completamente diferente a como yo me imaginaba a un hada. Siempre he pensado que, en caso de que existieran, eran criaturas pequeñas que volaban y que tenían las alas de colores, y que además soltaban polvos de hadas al agitarlas. En cambio Clarisse no suelta polvos de hada, ni tiene las alas de colores. Ella es de piel morena, el pelo negro y los ojos también negros. Y sus alas… son de color gris. ¿No es un color un poco triste para un hada? Pero es igual, es un hada y además es genial.

Mañana volveré para hacerle todas mis preguntas y resolver todas mis dudas. Mientras tanto creo que lo mejor es dormir y descansar. Ha sido un largo día.