Capítulo IV ``Una mirada´´
15.01.2013 21:56
No sé qué hacer. Clarisse se ha quedado muda y no dice nada. Me pregunto si debería seguir preguntándola o no. La verdad es que tengo tanta curiosidad por saber qué es lo otro que la reina hada les ha quitado, que le haría la pregunta mil veces si hiciera falta. Pero creo que en este momento lo más conveniente va a ser que me calle yo también y que no haga más preguntas. Si Clarisse se ha callado así de repente será por algún motivo. Debe ser algo difícil para ella porque cuando paró en seco de hablar, la expresión que había en su cara era muy triste. Está claro que lo mejor que puedo hacer en este instante es cambiar de tema. Aunque quiera saberlo con todas mis fuerzas. Me siento culpable. Culpable de ser tan cotilla y tener tanta curiosidad por saberlo todo. Pobre Clarisse. ¿En que estaba pensando? Evidentemente es un tema muy delicado para ella y que la cuesta contármelo, y yo como una tonta preguntando sin parar.
Decido cambiar de tema. Hablar de cualquier otra cosa que no tenga nada que ver con las hadas. Ya me lo contara otro día…
-Bueno, podríamos hacer algo juntas esta tarde, ¿te apetece?
-María no cambies de tema. Sé que te mueres de ganas por saberlo. No quiero que pienses que hablar de esto me pone triste, ni nada parecido. Al contrario. Necesitaba hablarlo con alguien alguna vez y tú eres la persona perfecta para contarle estas cosas. No te preocupes. No he parado porque me resulte difícil hablar de ello, si no porque hay mucho que recordar y además en esos momentos se vivía un ambiente de crisis y tensión en el reino, no fueron buenos tiempos. Lo que la reina de las hadas nos quitó es lo de menos.
-Vale, pero si en algún momento quieres parar, hazlo. –Contesto sintiéndome un poco culpable porque aun pienso que la hago sentir mal con tantas preguntas.
-Sigamos. Lo otro que la reina nos quito fue que, ninguna hada del mundo podría ser vista por un hombre, nunca. Esa es otra de las razones por las que nos escondemos tanto. Tenemos que tener muchísimo cuidado. Por eso tú puedes verme y no pasa nada, porque eres una mujer.
-¿Y por qué no podéis ser vistas por ningún hombre? ¿Es que a la reina le caen mal? No lo entiendo…
-Las razones por las que lo hizo las desconozco. Nadie sabe porque tomó la decisión.
-Pero si ahora mismo te viera un hombre no pasaría nada, ¿Cómo se iba a enterar la reina? –Pregunto sin entender muy bien la situación.
Empiezo a pensar que la reina que tiene es una mala persona. Primero les quita los dones, luego no pueden ser vistas por hombres… ¿Qué será lo siguiente? A lo mejor si se entera de que un hombre las ha visto, las castiga o algo malo, quien sabe. Ya nada me sorprende de esta reina tan rara.
-Claro que la reina no se enteraría. –Responde Clarisse. –Pero las consecuencias serian horribles… Veras María, no es tan fácil como piensas. Todas las hadas del mundo tenemos miedo a que algún día sin que nos demos cuenta, un hombre nos vea y ocurra lo peor.
Empiezo a asustarme. ¿Qué pasaría? ¿Un terremoto? Veo que estaba equivocada y que aun si que puedo sorprenderme.
-En caso de que de un hombre viera a un hada, esa hada entraría en un sueño infinito del que nunca podría despertar. No pienses que moriríamos. Simplemente empezaríamos a soñar para toda la eternidad y nunca más podríamos volver a despertarnos.
-¿Cómo que no os despertaríais nunca? –Cada vez estoy más sorprendida, sin duda.
Ahora sí que pienso que tienen una reina de lo más cruel. No me puedo creer que el castigo fuera no volver a despertar, dormir para siempre… Me niego a aceptar esa idea. Yo no quiero que Clarisse un día cometa un fallo y se paso el resto de la vida durmiendo. Alguna solución habrá o de alguna manera podría despertarse un día, ¿no?
-Pero ¿Cómo vais a dormir siempre? ¿No habría ninguna manera de que despertarais? –Pregunto indignada porque estoy segura de que alguna manera habrá.
-Sí que existe la manera de despertarnos pero es prácticamente imposible. Hay dos maneras. Una es que la reina decida despertar a esa hada, o bien que quite la norma. De esta manera todas las hadas que ahora mismo permanecen en un estado de sueño infinito podrían despertar. Pero esta opción olvídala. La reina nunca ha despertado a ninguna hada y no lo va a hacer por nada del mundo, y menos aun quitar la norma. Nunca lo haría… La otra opción que existe es un poco más complicada. Veras, existe una poción que solo los elfos saben hacer. Con ella se podría despertar a cualquier hada. Pero nadie sabe donde se encuentran los elfos y ellos nunca se dejan ver. De hecho, yo nunca he visto uno. El único que sabe donde se encuentran es el rey gnomo. Pero nunca se lo ha dicho a nadie y no lo va a hacer. Asique esta opción también es imposible. Mas me vale tener cuidado.
No me parece justo que por un capricho de la reina, tengan que sufrir todas las hadas. La verdad que me gustaría tener la ocasión de poder hablar alguna vez con ella y decirla cuatro cositas bien dichas. De repente, se me ocurre una gran idea, ¿Por qué no hablan las hadas con el rey gnomo y les cuenta lo que las pasa? A lo mejor les dirían donde se encuentran los elfos y estos les darían la pócima. Y así no habría porque temer. Pregunto a Clarisse que le parece mi idea, pero al parecer también es imposible. Todo es imposible.
Resulta que los gnomos, las hadas y los elfos, eran grandes amigos entre ellos y siempre se ayudaban mutuamente. Pero que cuando subió esta reina al trono todo cambio. Al imponer esa norma, los gnomos y los elfos se enfadaron porque no les parecía bien que por algún motivo personal, tuvieran que sufrir hadas inocentes. Como consecuencia de ello, el rey gnomo y la reina hada dejaron de hablarse, y el resto de las hadas, poco a poco, dejaron de tratarse con los gnomos. Los elfos tampoco estaban de acuerdo, y no les revelaron nunca cual era su escondite y prometieron no ceder nunca una poción. Decían que si querían que la reina cambiara de opinión, debían negarse a entregar pociones a las hadas, porque así seguro que la reina cambiaria de opinión algún día. Fue así como los reinos comenzaron a distanciarse. Los gnomos y los elfos siempre se reunían en el reino de las hadas, y al no hablarse con ellas también perdieron el contacto.
Cuando Clarisse ha terminado de contarme todo esto me quedado completamente sin palabras. Y todo por culpa de una reina caprichosa.
-Oye, ¿y por qué no cambiáis de reina? Esta es muy mala y lo hace todo mal, sería mejor que subiera a la corona alguien más considerado y que se preocupe por su pueblo.
Entonces Clarisse me contesta lo peor. Lo que me temía…
-No podemos cambiar de reina, porque va por descendencia y eso es algo que no podemos cambiar. Son las normas, así es nuestra ley.
La verdad que estoy un poco enfadada. No con Clarisse, claramente. Sino con lo egoístas que pueden resultar algunas personas y más aun si su pueblo entero depende de ellas. Increíble, pero cierto.
Aun son las seis. Por hoy ya voy a dejar las preguntas, que creo que ya he hecho demasiadas. Ahora me apetece hacer algo nuevo con Clarisse, cualquier cosa. Algo en lo que podamos ir conociéndonos mejor. Sonara un poco estúpido pero me apetece mucho jugar a un escondite, pero no sé si proponérselo o no. No quiero que piense que tengo ideas de niña pequeña. Yo me considero más madura que el resto de mis compañeros de clase, incluso más que Fer.
Le propongo a Clarisse que hagamos algo para pasar el rato y que sea divertido. Pero ella sugiere que coja la leña y que vuelva a casa, que en invierno anochece pronto y que tengo que aprovechar también para pasar más tiempo con mi tía. Y tiene razón, debería de estar más con Ani, rescatarla un rato de su horrible trabajo y hacer algo juntas.
Hago caso a Clarisse. Me ayuda a recoger y a apilar la leña. Me despido de ella pero antes de irme me para.
-Maria tienes que recordar una cosa antes de irte. No puedes decirle a nadie bajo ningún concepto que me has visto, que las hadas existen. No puedes decir nada de lo que te he contado, por favor. Si se lo dices a alguien no te creerá, te tomaran por una niña inmadura que aun cree en fantasías, se reirán de ti… no quiero que pase nada de eso. Ten mucho cuidado con lo que dices y recuerda que no siempre puedes confiar en todo el mundo.
Me quedo asimilando todo lo que me acaba de decir. No sé porque de repente me dice eso, pero bueno, supongo que será porque querrá sentirse más segura. Pensara que si me lo recuerda, habrá menos posibilidades de que se me olvide y no lo diga.
Asiento con la cabeza y vuelvo a casa. Por el camino pienso en todas las cosas que me dicho Clarisse. ¿Se referiría a algo en concreto con ``no siempre puedes confiar en todo el mundo´´? Es posible que lo diga por Fer. Él es mi mejor amigo y se lo cuento absolutamente todo, seguro que me lo ha dicho refiriéndose a él. Pero me pregunto cómo sabrá ella que Fer existe… no recuerdo haberla hablado de él ni nada, que curioso. Parece ser que voy a tener que hacer una excepción con el pobre chico y esto voy a dejarlo pasar, no tiene porque saberlo. Y en cuanto al ``no siempre puedes confiar en todo el mundo´´ voy a tenerlo muy presente, no por Fer, ni por Ani, sino porque tiene razón y debo ser precavida con las cosas que digo y a quien se las digo. Pero eso no quita que le vaya a dejar de contar las cosas a Fer, eso nunca.
Llego a casa y me encuentro con una sorpresa bastante agradable. Ani se ha pasado toda la tarde preparándome una merienda y una cena especial. Ha hecho todo lo que me gusta. Bizcocho de chocolate, cookies de chocolate blanco, zumo de guayaba, magdalenas y además ha preparado dos platos grandes llenos de palomitas. Como se puede comprobar me gusta bastante el chocolate, asique también ha comprado helado de chocolate. Para cenar me ha hecho otra pizza, pero no me importa porque me gusta cenar pizza los fines de semana.
Voy al salón dejo la leña y veo que ha dejado un montón de películas para que elija. Que tarde más buena voy a pasar. Elijo una peli al azar y mi tía la pone. A continuación empezamos a comer todo lo que ha preparado sin parar.
Nos despertamos y nos damos cuenta de que la peli terminó hace un buen rato. Cogemos la cena y Ani empieza a mirarme de manera sospechosa. No entiendo porque me mira así, hoy he dejado todo recogido y no tengo deberes. En ese momento me mas fijamente de lo normal y dice textualmente:
María nos mudamos a la ciudad.